Transcurrida la primera semana de confinamiento en la que abogados y procuradores hemos tenido que adaptarnos, en tiempo récord, para trabajar en conexión remota con nuestros despachos, resulta que en los Juzgados únicamente han podido hacerlo los jueces y letrados, porque los funcionarios no estaban preparados para ello, teniendo que confinarse en sus domicilios sin poder teletrabajar.
Las consecuencias no han tardado en llegar, ya que la paralización de la maquinaria judicial ha sido prácticamente absoluta.
Pero hay otra consecuencia que humana y sanitariamente es más preocupante: la falta de reacción tecnológica para adaptación a las circunstancias, ha provocado que algunos funcionarios, más de la cuenta, hayan tenido que arriesgar su salud para cubrir Servicios Mínimos. No hay duda que algunos de estos servicios han de ser presenciales, pero muchos otros, seguramente, podrían llevarse a cabo en conexión remota, sin necesidad de exposiciones al contagio.
Parece inaudito que del mismo modo que todos los sectores profesionales y económicos lo han hecho, no se tomen medidas excepcionales en Justicia para que también, en tiempo récord, algunos funcionarios puedan trabajar en remoto.